lunes, 23 de junio de 2014

Prólogos del foso común (El foso parte I)

…Todavía puedo recordar aquella ocasión, es uno de esos recuerdos que mi mente ha grabado perpetuamente; es claro que todos saben a lo que me refiero, hablo de aquellas hibridas y fluidas lecciones que uno se hace para el futuro, firmes y asequibles, tan nobles que puedan ser evocadas cada instante que el alma busque perderse en su caprichoso desasosiego por torturarse, he jurado que ni el shock de un rayo, ni toda la furia de una tormenta me harán perder ese recuerdo, estoy enlazado a él, estoy atado a su núcleo, porque de recuerdos somos todas las personas, y es por ello que así formamos un todo; los recuerdos le dan sentido a quien somos y lo que hacemos, nos dicen el camino a seguir y porque elegirlo, saben las respuestas y conocen hasta la última gota de nosotros mismos, a los recuerdos no los podemos engañar, ellos son la prueba de que Dios sigue ahí, dándonos lecciones; yo tengo uno en particular, uno que aprecio con todo mi ser, es una historia con esencia que merece ser contada una vez más por su autor, una historia que podría relatar una otra vez, digna de toparse con mi conciencia y tocar a la puerta de mi mente con la siguiente diminuta pregunta…

¡¿Qué demonios me estaba ocurriendo?!... espera un poco... recapitula... sabía que algo no iba del todo bien, la repentina sensación de amnesia llamó mi atención, o no estoy seguro, quizá la desvió, me pregunto si siquiera habré tenido conciencia en ese instante, peculiares son los relatos de las personas que alguna vez han perdido su memoria y con suerte la recuperan para contarlo, soy alguien con un poco más que eso, pero ¿Dónde estaba? ¿Acaso me encontraba muerto? ¿Eran de extrañarse ese tipo de preguntas en mí? No, no me preguntaría todo ello en el caso de haber muerto, en definitiva no lo estaba ¿y entonces? Me percaté que el aturdimiento me tenía más confundido de lo que podía esperar, a fin de cuentas era normal sentirse como un loco en un mundo de pocos sentidos; ahora ya puedo decirles algo más, hacía largo tiempo que mi conciencia divagaba mantenido la visión de una segadora imagen blanca como centro de su atención, era una cosa indescriptible, esa obsesión en la mente era un instante omnipresente en que el tiempo es irrelevante para la relativa y caprichosa medición de un trozo segmentan del periodo cíclico, un año, un mes, un segundo, daba igual, aún no moría pero así me imaginaba que se vería el infinito cuando lo hiciera, como la nada, todos alguna vez en la vida hemos dormido tan profundamente que parecería que hemos muerto, era así como me lo imaginaba; esta cosa en mi cabeza me brindaba una traicionera tranquilidad, una simplicidad de flotar en un mismo estado homogéneo y autógeno, supuse que siempre se mantendría ahí, no recordaba si alguna vez me había dejado de anestesiar, y  fue justo entonces cuando ese destello blanco comenzó a atenuarse y a parpadear haciendo que mi cuerpo saliese de lo profundo de un estanque para inhalar aquel elemento llamado aire que para mí era tan desconocido como todo, esa luz había tenido tanto tiempo en mi mente que no podría decir cuánto estuvo ahí, antes de haber salido juraría que había nacido en aquel lugar, para entonces una sensación de desconcierto ya había inundado mis pulmones, ahora me encontraba fuera de sí, el pez que salía del agua, confundido jalaba a bocanadas pedazos de la seca realidad, había recobrado la visión pero las cosas seguían siendo tan extrañas como al no verlas, no lograba entender nada de lo que ocurría, también era evidente que la tranquilad era otra cosa que debía recuperar, mi ajeno cuerpo respondía torpemente a las órdenes de mi mente, tal como un recién nacido, el pequeño retoño del divague en el infinito, me pensaba como en tercera persona, no espero que alguien comprenda lo que podía sentir, ni siquiera yo lo comprendía exactamente, escribirlo es igual que describirle a un ciego la imagen que uno puede ver, aunque por alguna buena razón existen los ciegos que no son sordos, yo inhalé y exhalé un poco de aire de la forma más lenta que pude y me senté sobre el suelo entre cruzando ambas piernas moviendo el cuello hacia ambos horizontes en forma de forastero perdido, mis manos rozaron la tierra del lugar pero poca importancia le di a eso, en cualquier otro momento hubiese contemplado mucho más esa ocasión, hubiese tomado un puñado de tierra del lugar y la habría mantenido en una palma mientras con la sensible punta del índice dibujaba sobre ella algún símbolo que me recordara la nobleza que el mundo sigue guardando, pero esta era otra ocasión, tal vez ya había perdido un gran trozo de mí; noté que mis muslos en esa posición formaban las alas de una mariposa, algo extraño de pensar en mi situación, entonces di con la noción de que solo había olvidado cosas personales, todo se solucionaría si lograba responder una simple cuestión ¿Quién rayos era yo? Puedo admitir que tal vez no era tan simple, esa es una pregunta que muchos se hacen a pesar de no tener amnesia, pero en este caso era literal, mi pasado
era confuso, diría que muy borroso, no sabía a donde me dirigía, con esfuerzo logré encontrarme con mi nombre, era extraño vacilar al preguntarme por mi propia identidad, verme al espejo e intentar adivinar si en realidad era yo o una persona con mis involuntarios pensamientos es frustrante; entre todo el desconcierto hubo una única cosa a la que por un ínstate concentré toda mi atención, había un rostro desconocido que topé al parpadear, era un rostro que jamás olvidaré y aun así desconocía si esa era la primera vez que la había visto.




Justo en el instante en que mis pupilas la toparon mi atención se eclipsó en ella, era como si ya no me importase que no tenía ni la más mínima idea de quien era yo, se me podía comparar con un joven enajenado por el instante en que conocía a su primer amor ¿qué podía hacer si de cualquier manera no sabía nada? Tal vez quiero culpar a mi desconcierto por confiar de forma tan ciega en esa imagen para que me devolviese la memoria, no era correcto, sabía que era estúpido, y por sobre todo carecía de cualquier lógica, pero todo ese mar de dudas se apaciguaba si me dejaba llevar por la idea de que ella me ayudaría a recobrar lo que sea que había perdido, pero que imbécil ¡¿Ya estaba fijado con ella?! Ni los elementales sentimientos que todo humano da cuenta cuando cuándo tiene me eran concretos, sí me había dado un golpe en la cabeza, entonces debía haber sido uno muy duro; sin memoria, sin rostro, sin una vida ¿Qué se suponía que debía hacer? Haber visto una piedra y confiar en ella hubiese sido igual de lógico, me faltaba la calma, después de todo la locura post amnesia no es el mejor estado para tomar decisiones, acercármele era lo único que parecía correcto… y acepte interactuar. La expresión en su rostro era confusa, ella me estaba examinando fijamente y sonreía de forma nerviosa al hacerlo, ambos estábamos sentados frente uno del otro en la misma posición de mariposa con la que noté los límites de mi realidad, parecía que tenía tiempo esperando a que yo volviera en sí, aunque no sé qué esperaba después de ello, ni un ruido nos acompañaba en aquel sitio, era una capsula muy serena, inclusive el silencio no era incomodo, tampoco inusual, en esa ocasión, en aquel lugar era perfecto, encajaba extrañamente con todo el ambiente, no existía sonido más justo para la circunstancia que aquel que no se podía oír, y aunque no lo entendía preferí mantener aquel pacto durante algún tiempo, el suficiente para hacerme del primer recuerdo después de mi amnesia, gravarme su rostro en la memoria.


Es singular, siempre tuve una pésima memoria para retener rostros, quizá la pérdida de mis recuerdos reflejaba un poco a lo que me refiero, pero ella era distinta, tenía un rostro que se te fundía en esa parte de la mente que llega cada que rememoras algo que es especial, sus rasgos faciales me siguen siendo difíciles de olvidar, inclusive me siguen palpando como si estuviese aquí, podría decirse que era una de esas mujeres que formaban parte de una de las pinturas de Bounarroti, y hablo de una de sus pinturas especiales, su piel era de una increíble textura fina con un color carmín ligero y cálido, sus ojos azules eran vívidos llenos de un intrigante acoso cuando te miraban directamente, su boca era pequeña y discreta con unos labios hermosos, cabello negro y sedoso, hipnotizante, todo su rostro era una increíble escultura que te
invitaban a confiar, a acercarte, a creer en lo desconocida e ilógica belleza con la que el sentido visual te guía, lo que crees que es una bendición, alguien a quien agradeces su existencia… o quizá, quizá era otra cosa muy distinta, todo parecía correcto pero, no sé, había algo que no cuadraba ¿qué era? se comenzaba a formar una nube en mi mente, un diminuto punto en aquella escena, las cosas seguían viéndose tan bien, tan estables… ¡por favor! es solo el efecto de la amnesia, tal
vez solo estaba vacilando, pero y si no? si todo guardaba algo más… claro que había algo, algo en ella me infundía un temor inusual y alarmante, la verdadera belleza de los demonios declina por la superficialidad y crea una seductora planta carnívora para insectos sin memoria, por algún instante me aterrorizaba, en efecto, algo no iba del todo bien.  



Fue un escalofrío repentino, a ella la recordaba de algún otro momento que cada vez se hacía más y más palpable, ya estaba aquí y lo reconocía porque esa punzada que su rostro generaba en mi mente era tan familiar, tan rememorante, era tan horriblemente penetrante que hacía que mi percepción de la realidad se licuara al igual que las imágenes pierden su forma al retorcer su reflejo esférico, no encuentro la forma exacta para explicar lo que sentía, era como si la mente jugara contigo, como si la verdad absoluta fuese un chiste mal contado, rasgado en el núcleo y hecho caer en tu rostro como confeti, ahora ya no deseaba ese último recuerdo, ojala el silencio que reinaba aquella atmosfera hubiera quedado así por el resto de la eternidad o por lo menos algunos años… pero eso no era posible, no para ella, decidió quebrarlo con su voz, abrirle una brecha y ver lo que sucedería.


Supuse que me había lanzado algún tipo de pregunta por la expresión que guardaba su rostro justo después de haber movido los labios, no es que no quisiera escucharla, deseaba con el alma apaciguar mis dudas, sin importar que tanto miedo tuviese, el inconveniente es que la oía pero no comprendía sus palabras, vaya que tenía tiempo que no había oído ninguna, me tomó algunos segundos guardar en la mente esos sonidos que no tenían sentido e intentar ordenarlos para darles un significado, los tonos rebotaban de un lado a otro atrapados en un gran eco que se repetía, eran un enorme bullicio de incomprensión, y de la nada, por mera coincidencia natural, pudieron sincronizarse dando lugar a oración lógica; las palabras las pude advertir de un tajo, daba la impresión que el retardo de mi reacción se debía a que ella había hablado desde varios metros adelante; el tono de su voz era justo como me lo imaginé, una voz suave, tenue, pero presencial, muy femenina, un poco tildada en los acentos, en mi opinión no merecía la pregunta que me estaba haciendo, comparado con lo que dijo, no hubiese importado que su voz fuera como la de James Earl Jones, su cuestión lo desquebrajaba todo, incluso mi propio olvido …
“Dime una cosa ¿Alguna vez has estado en el foso?”… pero… ¿cómo diablos?… no podía ser cierto, ella conocía el foso, y ahora yo también lo conocía.





Lo prefería todo, incluso prefería la muerte, podría haber preferido cualquier aberrante tortura, todo excepto volver a sentir ese infernal lugar del demonio, tan solo con darle un diminuto momento de atención el cuerpo se me helaba y perdía el aliento, por cierta coincidencia la pregunta que esta mujer lazó había despejado, si no es que toda, una gran parte de la neblina que cubría mi memoria, el problema es que lo que se dejaba ver para nada era mejor a no tener recuerdos, ahora la amnesia comenzaba a sentirse como una extraña bendición que hacía unos instantes me había abandonado, “esa bendita ignorancia” me decía a mí mismo, era lógico, no tenía ni la más mínima intención de hablar, los chispeos que me generaban esas imágenes me perturbaban en alto grado, ni siquiera me importaba que ella lo notara, sabía que la respuesta que me estaba pidiendo lenta e inevitablemente nos llevaría a un lugar maldito del cual ahora ya podía recordar hasta su aroma, ¿¡Cómo diablos se le pudo ocurrir si quiera mencionarlo!? Estaba loca, esa era mi deducción, o quizá es que ella jamás había estado ahí, eso también era muy válido, cualquiera que fuese la razón de su pregunta, no quería seguir su charla, para esos instantes ya casi aborrecía su presencia.


“… ¿A caso eres tan ignorante que no conoces a alguien que haya estado ahí al menos una ocasión?...”Le gruñí de la forma más hostil que pude con la esperanza de que eso la podría incomodar tanto que se vería obligada a dejar esa conversación, o de mejor forma largarse y dejarme en paz, pero es claro que mi suerte también debió desaparecer, de hecho antes de ver a esa mujer ya no estaba, quizá antes de estar inconsciente tampoco, para ser franco no creo que mi buena suerte hubiese existido, lo que las personas llamamos milagros suelen ser más coincidencias imposibles que con su sublime existencia cubren las imperfecciones naturales de la realidad, la caprichosa gravedad que por suerte nos mantiene pegados al suelo parece un milagro en ese caso.


Mi respuesta le afecto tanto como la caída de una hoja afecta la estabilidad de un estanque, nada o menos “No… para ser franca no conozco mucha gente, aunque de cualquier forma si hubiese estado ahí seguiría sin saber nada, el lugar es único para cada individuo, una madriguera,  casi como si tuviera alma propia, la cajita especial que todos nos reservamos, aunque conociera mil agujeros eso para nada significa que sabré sobre alguno más, de hecho tengo curia en especial sobre el tuyo ¿Cómo es? …”
Como ella iba, tarde o temprano esa pregunta iba a aflorar en su boca, ya no había dudas, ella estaba loca o algo peor; moje un poco mis labios, moví la cabeza a forma de negación y solté aire muy lentamente.



 “¿Por qué haces esto? ” Mi voz sonaba más una súplica que una pregunta, no la estaba mirando, veía hacia un costado intentando encontrarme con la respuesta que ella podría darme, tal vez me diría que en realidad si estaba muerto y que había caído en el mismísimo infierno donde ella era satanás y se encargaría de castigarme por el resto de mi estancia, hasta eso hubiese tenido más sentido.





“¿Acaso eres tan ignorante que prefieres mantener esa seductora sed de saber solo un poco más de algo sin importar a dónde llegues ni como lo consigas?” Me respondió, y para ser realista ya no me sorprendía en lo absoluto la forma en lo estaba haciendo, ella tenía una fijación, podía palparse en su mirada, su piel, su voz, ella no se iría hasta llevarse lo que había estado esperando de mí, sabía que la conocía, su terquedad no tenía limites, es más fácil sacar palabras de una persona sin memoria que ha encallado en una isla que de un cadáver que flota en medio del mar.
“Sé que has estado en algún lugar que deseo conocer, se susurra que el tuyo es casi inventado para no salir, no deberías ocultarlo, eres un maldito egocéntrico desconsiderado… haha….aunque… pensándolo bien no te ves cómo alguien que de verdad haya escapado, mírate, no creo que alguien que haya salido de ahí sea como tu ¿perdido, sin nada? ¿Qué significa eso?, pobre diablo, tal vez me estoy equivocando”.


Maldita mujer, era una maldita mujer, después de todo lo que pasé dentro del foso, cosas que ella no se podría ni imaginar, cosas que ni en un millón de años podría sentir ¿Cómo se atrevía a decir que no era yo, que yo no lo había hecho? ¡¡Maldita!! Se iba arrepentir, y aunque mi mayor temor era que rememorando el foso caería de nuevo en él, si lograba llevármela conmigo todo valdría la pena, al diablo con lo justo y el auto control, ella quería esa porquería, entonces vender mi alma para darle una lección del porque tenía que hablar con cuidado de aquel lugar era un precio que estaba dispuesto a pagar... ... ... pero vaya idiota, caí en su juego, un maldito insecto sin memoria, lleno de ira y prudentemente estúpido se pegó a los atrayentes fluidos de una planta carnívora, pero si el insecto podía dejar en su boca un gran trozo de veneno, su vida no importaba en realidad, solo su meta.





“Está bien ¿quieres que hablemos del lugar? Te hablaré del foso, la única condición es que una vez que comience no vas a poder apartarte, no vas a detenerme y no vas a poder hacer nada más que espectar ¿Lo entiendes?”

Ella sonrío, desconozco si de alegría o de algún simple sentimiento macabro que llevaba planeando para cuando despertara, verdaderamente me importaba muy poco, ya no importaba nada en realidad.
“Lo entiendo, no sabes cuánto necesito saber sobre ese lugar, necesito que seas lo más específico, toma mi mano y comienza a recordar cuando gustes”

Tomé su mano, la cual era áspera a pesar de su apariencia, cerré los ojos dejando como última visión los suyos, y de nuevo esa luz blanca comenzó a aparecer en mi mente, sumergiéndome de nuevo, tan densa, tan anestesiante, tan cálida, me estaba llevando al lugar a donde me encontró la primera vez…

domingo, 13 de abril de 2014

Filas Elementales && Palomitas

Buen día lectores ¿Qué hay de nuevo en sus vidas? Les doy el buen día porque en el momento en el que me encuentro escribiendo este párrafo son las 11:20 am.


Disculpen no comenzar como siempre acostumbro, esta vez  he decidido redactar esto de una forma que no hago muy a menudo. Hace algún tiempo, como suele pasar cuando me llega a la mente el recuerdo que tengo un blog y que tengo que escribir para el, me hice la pregunta con la que he logrado construir todas estas páginas… “¿de qué rayos voy a hablar está vez?” Y pasando por todo el proceso creativo y mi desconcierto, por fin me deje llevar por la idea de relatar en vivo un instante que me ocurriese. 






Y pues aquí estoy, escribiendo en una hoja de notas de mí celular fuera de una oficina de recursos humanos en una compañía en la cual he trabajado desde que hice mis prácticas en preparatoria, cualquiera que no me conozca diría que estoy escribiendo un mensaje (un mensaje muy largo).






El lugar es cómodo,  no hay muchas personas por aquí, 4 a lo máximo, la locación parece ser un híbrido entre sala de espera y algo así como un despacho contable, es pequeño y semiordenado, la gente a la cual saludé al entrar ahora aparentemente
me ignora porque se encuentra ocupada en su vórtice laboral, el licenciado que iba a atenderme se ha ido de su oficina (yupi!!!), pasando frente a mí con cierto aire de indiferencia e imitando la misma actitud cuando ha regresado; por su tono de voz al dirigirme la palabra para pedir que esperará afuera (cabizbaja y distante), la solicitud de su asistente cada 10 minutos con papeles de una carpeta enorme y una pequeña conversación que logre captar de él hablando por un radio, he deducido que su día no va muy bien, la parte fea de este asunto es que si quiero ocupar una vacante en este lugar tengo que hacer que este señor me atienda en un momento de tranquilidad dentro de su huracán de deberes y por consiguiente me contrate, evitando de lleno que tome mi solicitud como una más que archivar en esa enorme carpeta que su asistente pasea del estante a su escritorio.



Pueden medir que tan ocupado se encuentra este licenciado de recursos humanos por la cantidad de cosas
que he escrito desde que me pidió que aguardara afuera ¿no creen que le parecería gracioso saber que él es el centro de lo que escribo? si algo he aprendido en mi corta vida laboral es que la presión no hace nada más que volver al trabajo mucho más pesado y aumentar la probabilidad de cometer más errores de los que ya se cometieron. Si el licenciado leyera esto tal vez reiría, tal vez se tomaría un momento para inhalar lenta y profundamente el contaminado aire que ronda a su alrededor (eso no fue un chiste, en serio está contaminado), tal vez me sonreiría y diría muy relajadamente: “hijo tu eres el tipo de persona a quien yo y esta empresa necesitamos, estas contratado con sueldo de gerente por tu excelente personalidad, gracias a Dios que nos elegiste a nosotros y no a la competencia”; disculpen, mi imaginación vuela siempre que me pongo a escribir; por si les interesa no he venido a conseguir un puesto del perfil con el que estoy estudiando, el terreno laboral del lugar en donde vivo está en el punto más alejado de mis estudios, para serles franco estoy aquí por el dinero.




Un profesor me dijo una vez que la gente que domina el buen y alto mundo de las relaciones y recursos humanos se concentra en inspeccionar detalladamente a sus candidatos, quizá el licenciado es una especie de analista psicológico que está midiendo mi capacidad de paciencia, o quizá es de nuevo mi imaginación por estar escribiendo en medio de una oficina antes de pedir trabajo, como sea escribir hace que ocupe mi tiempo.








Ahora, a la 1:01pm de este mismo día les doy las buenas tardes, me encuentro en el edificio de la bolsa de trabajo, digamos que el licenciado de recursos humanos de la compañía en la que estuve hace unos momentos apreció mis habilidades con un dulce “te llamamos el fin de semana”, una frase que comparo como aquel momento en el que compras un producto que te promete regalos al reverso de la bolsa y lo único con lo que se topan tus ojos es con un “sigue participando J… y volviendo más millonaria a nuestra empresa”, y así es como, con un despido al licenciado, un autobús y una fijación por encontrar trabajo, he llegado aquí, a la bolsa de trabajo, donde ignorando que la gente que te apoya a conseguir trabajo le importa más mantener el suyo que conseguirte uno a ti, me topé con dos posibles vacantes, de las cuales hasta ahora llamé a uno (y me dio la misma respuesta que el licenciado) por desgracia si llamo al otro me
temo terminaré mi crédito, así que de una hibrida oficina de recursos financieros, pase a una (en mi opinión) simplista oficina de gobierno y ahí a pensar un poco en algunos otros trámites y caer aquí, a la 1:45pm, en un consultorio médico de blancos muros, un traga luz a medio pasillo y una sala de espera pequeña, descuiden no me siento mal y no ha pasado nada malo, tengo que sacar un certificado médico si quiero dejar mis papeles en algún otro lado.




Al llegar a la sala de espera del consultorio me he sentido extrañamente en el mismo lugar donde comencé a escribir, un lugar lleno de personas indiferentes pero más enfermas cuyo único contacto social dentro de la sala ha sido el saludo que lanzaron al llegar, ya he pasado con el doctor, de hecho estoy escribiendo esto en mi cuarto  a las 12:08am (de la noche, la verdad siempre me ha confundido las 12:00pm y las 12:00am), quise escribir más en el consultorio pero la batería baja y una imposibilidad de detenerme a teclear cuando salí me obligaron a hacerlo ahora, continuando con mi relato, el doctor me pidió pasar, al sentarme hizo notar mi playera a forma de socializar, lo acepte y seguí la conversación, al parecer tenía un buen día con trabajo medio, el doc tenía una estatura parecida a la mía (ósea medía poco), aparentaba entre 45-55 años, traía puesto un reloj que parecía caro, no pude ver la marca, me pareció extraño el tamaño de sus uñas, no se mucho de medicina pero tenerlas largas no es higiénico, he de suponer que tal vez ya perdió ese amor y chispa a su profesión, he notado que
la mitad del certificado médico lo ha rellenado con datos que no ha comprobado, lo hizo de una forma muy automática, según esto y su firma en el papel, calculó telepáticamente mi presión arterial sin siquiera tocarme o utilizar un instrumento, ¡¡¡pero que buen doctor!!! Y no le importó en lo absoluto que no le dijera que tipo de sangre era. En lo que si puso mucha atención fue en cobrarme el certificado médico.








Lo curioso de la sala de espera del consultorio es que había dos doctores pero la gente esperaba que se desocupara alguno en específico, sin importar que el otro los pudiera atender también, al parecer preferían a alguno por el trato que les brindaba. Bueno gente, me parece que ya es hora de dormir, si avanzan al siguiente párrafo ya será mañana u otro día diferente al de hoy y yo estaré despierto escribiendo alguna otra tontería, mientras tanto buenas noches.








Hoy de nuevo me encuentro en el lugar donde comencé a escribir, la sala hibrida como la he bautizado, la
misma en la que estuve ayer al solicitar un empleo (el primero), olvide mencionar que después del certificado médico decidí ir a mi casa y aproximadamente a las 7:00pm el licenciado de recursos humanos me llamó y suplicó que lo perdonara por no valorar mis habilidades laborales, y como no pude soportar que casi lloraba por teléfono le dije que no se preocupara, que mañana (ósea hoy por si la relatividad del tiempo de mi
relato los confunde) me presentaría a ocupar un puesto, y sea cual sea el nivel de distorsión de mi historia, heme aquí, bueno en realidad ya no tan aquí, antes de esa coma estaba en la sala hibrida, ahora, después de que me han dado un puesto, me encuentro en el auto de uno de mis compañeros de trabajo a las
11:38pm (si de la noche) rumbo a la casa de no sé quién otro compañero a dejarlo, disculpen que no sea nada estático con los puntos de referencia de una línea texto a otra,  resulta que mi novatada en el trabajo fue quedarme de las 8:00am a las 11:00pm, en realidad he tenido peores novatadas, recuerdo muy bien la novatada que tuve en un restaurant al tener que limpiar las tasas del baño con una revoltura de ácido, limón, cloro y sosa, esa cosa era prácticamente una bomba tóxica, terminé fumigado al salir. En otra ocasión me toco ordenar cajas con aislamiento térmico… que en términos coloquiales conoceremos como colchas de fibra de vidrio, lo curioso es que nadie me dijo lo que era la fibra de vidrio hasta que la sentí a flor de piel, en una última ocasión me abandonaron en medio de la nada a cuidar un lugar sin techo, baño o electricidad, con una lámpara que no tenía pilas… en comparación a eso salir de mi trabajo a las 11:00pm es el cielo.







Estoy en un Tsuru gris rumbo a no sé dónde, hay 4 personas en el auto incluyéndome, mi compañero el
conductor parece conducir algo acelerado (curiosamente él estudió en el mismo lugar que yo, casi en el mismo tiempo, viviendo en la misma colonia y nunca lo conocí en la escuela), la única fuente de sonido es la radio cuya canción que toca conozco pero no sé el nombre (maldita sea este párrafo debería llamarse “mira como intento relatar cosas de las cuales ignoro hasta el nombre”).








La carretera ha tomado un rumbo con poca luz y rudimentaria, una triste gasolinera en medio de terrenos baldíos y curvas es lo que observo, me cuesta escribir en mi celular, el coche tiembla, frente a la carretera hay un gran llano y terminando se puede ver la luna amarillenta y enorme, da la impresión de ese tipo de escenas donde unos amigos van en su auto y a medio camino encuentran a una persona que les pide ayuda y después resulta ser un asesino serial con una sierra eléctrica, machete, pico, azadón, pala o cualquier tipo de herramienta de agricultor trastornado; el lugar a donde fuimos resultó estar más lejos de lo que esperé, me hizo reconsiderar el adjetivo “pueblo olvidado de Dios” que le doy al lugar a donde vivo, en comparación por lo menos hay señal de celular y más tiendas, por impedimento de mi batería tengo que dejar así este párrafo, los veo en el siguiente.





Es sábado y estoy saliendo de mi trabajo en la camioneta de otro compañero, he tenido la buena suerte de
Lección de vida 3,451: Deja al botón de palomitas
hacer su trabajo
viajar gratuitamente en el vehículo de alguien desde que entré, si no mal recuerdo en el párrafo anterior estaba dentro de uno también, por cierto, me alegra decirles que esa ocasión llegamos a nuestros destinos sin ser mutilados por algún psicópata, hoy  es domingo y son las 10:21pm, y de haber pasado de una camioneta ahora estoy en la sala de mi casa contemplando como se inflan unas palomitas con extra mantequilla, el sonido de unas palomitas en el micro mientras  suena una canción de los Red Hot C. son de esos pequeños detalles que hacen que mi vida conserve el sentido y orden lógico natural, y como buena persona que no usa el botón de palomitas aunque los ingenieros en electrónica se hayan roto la cabeza en ponerlo, he configurado el timmer del micro en 3:30 min, ahora que las he sacado veo que se quemaron (gracias ingenieros), para la próxima dejaré que ese botón reemplace mi habilidad para aproximar el tiempo de cocción de las palomitas. Me ha llegado a la mente que en algún momento deberé dejar de escribir, solo que espero una señal, ya he probado las palomitas y la mitad están quemadas, las he estado comiendo a ratos y para serles franco no está tan mal.






Se suponía debía de estar estudiando pero por alguna razón creo que por hoy ya no lo haré, quería aprovechar para contarles que conseguí el empleo con el que comencé, hoy lunes es mi quinto día en el, y me encuentro afuera de las oficinas donde se tramita el número de seguro social  (se han percatado que mi relato es posible gracias a los momentos de espera dentro de una sala? no había notado cuanto tiempo desperdiciamos esperando), puedo ver que la estancia tiene ese toque simplista y descuidado que el gobierno acostumbra para todas sus sucursales que apoyan a la población, las paredes parece que alguna vez fueron blancas, ahora son de color beige con manchas
negras, como si hubiese habido humo, hay carteles pegados en todos lados, algunos con intenciones directas a empleados, otros para empresarios aunque no llaman mucho la atención; desde donde estoy se puede notar la jerarquía que el sistema impone sobre el personal, que de hecho tengo la loca teoría que la administración rige su orden más por la posición física que por orden intelectual, o bien el orden intelectual busca la máxima posición física, en planta del edificio al lado derecho de la sala de espera y recepción están  los empleados con puestos básicos y medios, principalmente secretarias y auxiliares admirativos y en la parte alta el personal operativo y los encargados, es muy curioso, justo cuando estaba afuera esperando a que abriesen era muy notorio desde cierta distancia que personas iban a entrar, se podía ver quienes trabajaban ahí a unos 7 metros ya que a esa distancia la gente comenzaba a ver la puerta de entrada más seguidamente antes de pasar, como indicando con la vista a donde se dirigían.





Una secretaría grito mi nombre (¿o lo gruño? La verdad le guardo el beneficio de esa duda) yo, de forma natural me acerque a ella, su voz me decía que su trabajo se había vuelto tan poco remunerante que no le importaba quien fuese a atender, ni siquiera tomó la molestia de verme a los ojos, estaba ocupada con unos papeles en su escritorio, me pidió que confirmara mis datos en una copia que me entregó, admito que creí que el trámite se complicaría porque la secretaría hizo una expresión del tipo ¡¿Qué rayos?! Al ver mi número, y preguntó a su compañera sobre unos dígitos, gracias al cielo no pasó a más y complete mi muy entretenido trámite; les confieso que yo y todo tipo de trámite, papeleo, solicitud, acta, credencial o cualquier cosa que involucre administración burocrática llevamos un pleito eterno, no lo sé, tal vez se debe un poco a que jamás me he sentido cómodo frente a sistemas de papeleos rutinarios y de grises tensiones, alguien que te regale sonrisa estilo "a la mierda la rutina!! yo deseo contagiarte un poco de mi felicidad " simplemente no encaja en estos lugares, la hostilidad es un requisito por aquí.




Hoy de nuevo cambiando de referencia se cumple una semana desde que entré a mi trabajo, y ya he pedido mi primer permiso para salir temprano, tengo que viajar a mi escuela a hacer un examen, estoy a bordo de uno de los dos camiones que tengo que tomar para llegar a allá, en el segundo pretendo abrir mi laptop y estudiar en el viaje, no es algo muy ortodoxo pero tengo que aprovechar el tiempo.








Creo que ha llegado la hora de dejar de escribir. Un amigo me dijo una vez que todos podemos aprender
algo de cualquier persona o circunstancia, ciertamente yo aprendí eso de él, lo que me he llevado de estas ocasiones es no necesitar una hoja o un cuaderno o un tiempo determinado para detenerme a escribir sobre los detalles que a veces pasan desapercibidos en la vida, si todos escribiésemos sobre nosotros mismos cada vez que esperamos en una fila o en un asiento habría más autobiografías en este mundo, es probable que aprendiésemos más de nosotros mismos. Me agradó haberles relatado un poco de mi vida amigos, es momento de despedirme, no sin antes mencionarles que sigo en autobús tambaleándome, vivan felices, a fin de cuentas nadie sabe que nos deparará el siguiente párrafo de esta loca novela que llamamos vida, cuídense y los quiero gente :3


domingo, 9 de febrero de 2014

El ángel de la muerte y un México NAZI



“… Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste, mi juramento,  será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror.

A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. Pasaré mi vida y ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.

A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos…”

Hola amigos míos, se preguntarán porque he comenzado con las paráfrasis anterior, pues bien el fragmento es una declaración orientada a la primera responsabilidad médica griega denominada juramento hipocrático, aunque actualmente ha tomado algunas bifurcaciones debido a sus traducciones entre algunos idiomas y al hecho de que en la actualidad nadie le reza a los dioses griegos.

Aquellas personas que me leen (que ruego a Dios sean muchas) y que han concluido alguna carrera relacionada con la medicina saben perfectamente a que me refiero. 

Para aquellos a quienes el tema les resulte ajeno les platicare en seguida de que trata.

Hipócrates (el que nació en la provincia de Cos, ya que existió otro Hipócrates pero que nació en Quíos el cual era matemático) fue un médico de la antigua Grecia al cual se le atribuye el título de padre de la medicina por muy diversas razones.

Creó la primera escuela de medicina y la volvió una disciplina profesional, separándola de la teúrgia y filosofía. Postuló algunas de las primeras teorías médicas para el diagnosis de las enfermedades basado en el método científico, entre ellos la teoría de los cuatro humores (que era una de las formas de observar el equilibrio anatómico de una persona por medio de fluidos corporales) y claramente por postular el juramento hipocrático.


Esta última contribución es una de las pocas que se mantienen en campo médico hasta nuestros días, se trata primordialmente de un juramento a mantener la ética, algún tipo de compromiso para velar por el profesionalismo en el trabajo que se profesa, un pacto frente a nosotros mismos y a los demás a mantenerse recto, y más que por gritar al aire, para evitar predicamentos en momentos donde nuestro sentido de responsabilidad es vago; he de suponer que Hipócrates contempló aquello que estudiaba y notó el potencial ilícito que se le podía dar, de hecho es más que obvio que el juramento no lo hizo para sí mismo, ni siquiera para colegas a quienes tenía a su lado, lo hizo para aquellos a quienes en un futuro la practicaran y no encontraran su consejo por propia boca, para que recordaran su moral y ética antes de sus propias expectativas.

Siempre me he llegado a preguntar si es que los griegos prevenían que la sociedad tendría tantos momentos
estrafalarios en los que necesitaría de estas y otras más reglas para recordar sus principios, es como si pudieran haber visto el futuro.

El juramento se me hizo buen punto para comenzar a explicarles el tema principal.

Hace algún tiempo terminé de leer un libro pequeño que hablaba sobre el régimen nazi en Alemania, incluidas algunas teorías de la superioridad de las razas arias y experimentación algo más allá del contexto inhumano. Haciendo uso de mi libre albedrio textual quiero confesar que el libro no me aporto mucho al “¿qué?” sino al “¿por qué?” llegando a mi siguiente nada ortodoxa conclusión: los problemas de cualquier sociedad pueden verse como la yema de un huevo, el cascarón es la cordura de su gente, la cual es increíblemente frágil ante situaciones en donde se le aplica presión.



Lo importante de este caso es el papel que toma el grupo nazi en los libros de historia, no es una revelación que la gran mayoría de libros se han encargado de poner como uno de los máximos exponentes de la maldad a los nazis, y aunque no hay duda que ellos se llevan un buen lugar en el concurso de desórdenes psicológicos poblacionales, creo que su postura ha sido un poco exagerada si no es que inventada.

A las sociedades perturbadas con crímenes a la humanidad no las podemos topar en cualquier parte (¿tiempo?), en cuanto al nazismo, este movimiento no tuvo nada de nuevo ¿por qué en los libros de historia mundial se insiste tanto en hacer énfasis en los nazis? ¿Será porque fueron los últimos grandes enemigos públicos?

No encuentro nada novedoso en ellos, racismo ha habido en todos lados y en todo momento, en Egipto, China, Arabia Saudita, Roma, inclusive había racismo en EUA justo cuando se encontraba luchando con los alemanes en aras de la “libertad”. Creo que se les da demasiado enfoque a ellos porque, haciendo a un lado que los planes expansionistas del Führer atentaban contra los intereses de algunas naciones, se tiene mucha mayor información documentada de sus acciones, su sociedad y sus sin números de experimentos debido a su relativamente reciente aparición.

Hay que centrarnos en algo muy claro, no hay disputa en donde existen los inocentes (estos terminan tan exterminados que no se les puede ni recordar) todo aquel que sobrevive lucha por un interés desasosiego, creer que en las guerras hay actores tan simples como los buenos y los malos es como creer que solo existe el color blanco y el color negro.

Ver a nuestros héroes de la independencia como personajes honorables y victoriosos que dieron su vida por
los demás es un ejemplo de cómo escribir algo sobre ti y relatarlo como si fuese la verdad absoluta, esa es una forma de hacerte ver a los demás no como en realidad fuiste, sino como quieres que te vean, pasar de un personaje cuyos intereses son egoístas y poco liberales a un libertador amante del libre albedrío es fácil cuando sabes cómo escribirlo y quien lo leerá. Por ejemplo, nadie hace notar que el cura Hidalgo siendo como lo dije, un cura, se encargó de exterminar… para términos coloquiales, “evangelizar” a nuestros nativos por métodos que quien sabe Dios ocupaba la inquisición en ese entonces. ¿Cómo sabemos que Josefa O. de Domínguez avisó a Allende sobre el descubrimiento de la conspiración porque en serio le importaba la libertad de las castas y no porque ya estaba harta de pocos privilegios que poseía (ser una mujer criolla no era algo muy ventajoso en la Nueva España y mucho menos con las reformas borbónicas)?

Un cura que va en contra del gobierno en pleno siglo XIX y busca una democracia a pesar que una monarquía beneficia más al clero, no me suena a alguien que quiera comenzar una nación más libre. He dejado la postura de estos personajes al sabio espacio de la duda porque a menos que los hubiese conocido no puedo honrarlos ni difamarlos.

Volvamos con nuestros demonios modernos los nazis. De acuerdo con lo que leí y lo que aún recuerdo, puedo hacer una lista muy larga con aquellos personajes que considero bizarros por obvias razones, sin embargo hay uno que a mi consideración se lleva el Ig-nobel a torturador.

Josep Megele fue un tipo que nos da la más clara muestra de la ciencia psicótica. Pareciera que roba el alma del juramento hipocrático y lo retuerce. Todavía es más increíble que Megele, practicando sus barbaries, tuviera en cuenta que algún día lo pronunció y acepto seguir sus términos por cuenta propia. Trataba a cautivos de guerra como marionetas, objetos que servían de herramientas experimentales, su retorcida pasión incidía en ‘trabajar’ con gemelos, sobre todo aquellos que tenían ojos azules, les inyectaba toda clase de químicos para observar cuál de los dos aguantaba más hasta morir, con otros tantos intentaba la unión quirúrgica entre miembros de dos cuerpos distintos, sobre todo la unión cerebral, muchos de sus pacientes morían antes de terminar con la unión, otros a los pocos días debido a infecciones en las suturas de la piel, obsesionado con los ojos inyectaba colorantes en globos oculares de sus víctimas, ninguno podía ver después, robaba a los recién nacidos de toda mujer retenida y los mataba de alguna u otra forma, tenía la retorcida idea de crear siameses artificiales y toda clase de mutaciones humanas por medio de la genética, el hecho de que este hombre se encontrara en algún campo de concentración hacia que los cautivos se horrorizaran, su simple presencia era un mal augurio, se le apodaba el ángel de la muerte. Muchos creen que la cúspide de su gran montaña de sangre era la clonación.


Lo curioso de este hombre es lo pacífica y normal que suena su vida antes de la revolución en Alemania, su biografía comienza a tener interés en el momento en que se mencionan sus fechorías, antes de eso pareciera que va a ser un ciudadano común con una buena carrera en medicina, el único comportamiento un anormal que se menciona antes de su desenvolvimiento es su ambición de aprender ¿Será este su detonante? O bien ¿el único detonador que necesitaba el ángel de la muerte fue una simple idea lanzada por un declamador desconocido en una gira política? ¿Qué tanta yema llevaba bajo el cascarón este hombre?

No culpo a Hitler por los crímenes de guerra que tienen  los nazis, ni siquiera le adjudico como precursor del nazismo, culpo a la gente que lo escuchó y sabiendo lo que les proponía lo apoyó, ellos son culpables por no querer ver lo que hacían, por engañarse, de cualquier forma Hitler era un enfermo mental con ansias de poder, un enfermo hasta cierto punto justifica sus actos ¿Y qué me van a decir de los demás? ¿A caso todos estaban enfermos? ¡No! En su caso era el contagio de un impulso primitivo de venganza mezclado con incertidumbre social y un toque de megalomanía. Me parece que muy en el fondo todo llevamos traumas que necesitan desfugar, el problema viene cuando el trauma es el mismo en todas las personas y nos convencemos que su solución es cualquier locura que restaure la paz. Para Megele la situación de una sociedad donde toda idea descabellada era válida y bien vista (siempre y cuando conllevara un buen fundamento racial) le dio el empuje perfecto para adentrarse en sus más bajas curiosidades. A la larga todos notaron que la segunda guerra no fue muy benéfica para nadie (como si la palabra guerra no les dijera nada) y Josep M. huyó de Alemania para jamás ser capturado y todavía hacer una que otra fechoría en Brazil.


Creo que es válido si nos pusiéramos a pensar en que hubiese pasado si el nazismo no hubiese tenido sede en Alemania y sí en México. Imaginemos la base de todo, después del derrocamiento de la dictadura de
Porfirio Díaz aparece un político que después de haber sido encarcelado por el mismo dictador ahora tiene las riendas de un nuevo partido el cual apoya a la población obrera y agricultora, resulta que el nombre de su partido es muy largo y difícil de recordar, así que lo abrevia y lo llama el partido MAZI, todo el mundo se interesa en él porque este político habla de cómo en otro tiempo, mucho antes de Porfirio, de la Reforma, de la guerra con los franceses, estadounidenses o españoles, antes de todo ello, fuimos el gran imperio del sol destinado a dominar todas las tierras por mandato de Tezcatlipoca, nos recordará como un  pueblo de extranjeros nos subyugaron y nos arrebataron nuestra propia tierra y el derecho de conquistadores y se las apropiaron, nos hiciera ver cómo nos suprimieron, nos evangelizaron, nos robaron, como a un noble nativo de esta tierra le quemaron los pies, como desde la otra mitad del mundo nos enviaban virreyes a esclavizarnos a su voluntad, como saqueaban por toneladas el oro y la plata que por derecho era del pueblo, de nuestro pueblo.

Recordar también como después de creernos libres el país vecino nos robó la mitad de nuestro territorio, como atentaba ante nosotros, tan desafiantes, tan poco temerosos de un pueblo que tenía potencial para subyugar a todo y a todos… ya era suficiente, este político con todo este discurso, que asegura en un 100% que la gente estará enfurecida e inconforme nos convocará a un golpe de estado, el cual no será difícil ya que este personaje tiene la habilidad para hacer que la gente se unan contra un enemigo común.

Instaurado el nuevo gobierno este político se autoproclamará el portador de la voz del pueblo (ya que para ese entonces todo el pueblo pensará como él), unos pequeños movimientos e impulsará las pequeñas empresas en 3 años, tendrá suficientes ingresos con su moderna y multimillonaria empresa del crudo PetroMAZIS que obviamente refinará y tratará al petróleo en su totalidad dentro de su propio territorio (¿acaso les pasó por la mente que mandaría tratar el crudo fuera del país? Que idea tan mas estúpida pensaría el político).

En 1 año reformará la educación y hará que los libros de historia hablen más de Mesoamérica y de las culturas en México, hará que la población se apegue más a sus tradiciones, durante 5 años dará a su pueblo seguridad social, generará trabajos y creará grupos sindicales de raza Mexicana que expulsarán (o bien matarán) extranjeros en el país.


En todo este lapso de tiempo investigará y demostrará sobre la superioridad de nuestra raza sobre las demás
y creará un ejército fiel y aguerrido, llenará de simbolismos culturales pero militares las calles, algo así como quetzales, águilas o jaguares, 10 años después México ya será la primera potencia mundial.




Con una enorme cantidad económica y 98% de la población a su favor, será hora del siguiente paso. Este dictador, que ya la gran mayoría de personas verá más como profeta que un político, en una gira de 1 año buscará países con pasados similares al nuestro, que bien podría ser toda Sudamérica, y formará alianzas con ellos, de la misma forma que hizo para llegar al trono, recordándoles que sus enemigos son los infames conquistadores Europeos y uno que otro país norteamericano, llenará de ira a los representantes de estos países y les recordará su glorioso pasado cultural, tachará de inaceptable cualquier rastro extranjero y aunque no garantizará una réplica exacta de su México nazi serán una buena ayuda para su siguiente y último paso, conquista.

Habrán pasado 11 años desde que este político llegara al poder del ahora “Imperio Unido Mexicano” y el
ambiente en todo el mundo será tenso ya que los EUA reportan una creciente acumulación de armas y artillería en toda América central y Sudamérica, además de otros elementos radioactivos en el territorio vecino, no se atreverán a declarar guerra porque aún no están seguros de nada, pero aun así ya se mantendrán al tanto de lo que hacen. A finales de este año nuestro “supremo monarca” convocará a sus aliados a una última reunión antes del ataque, sus objetivos iniciales EUA por tierra, mientras en un ataque coordinado España será invadida por los sudamericanos. El supremo monarca sabrá que los estadounidenses no será presa fácil pero cuenta con el hecho de que su ataque ráfaga los des coordinará tanto que no podrán reagruparse para responder de manera eficiente. En España, por otro lado, las fuerzas combinadas de todos los sudamericanos harán que el número aplaste al país en cuestión de días. Nuestro dictador estará confiado en sus tácticas y el esoterismo azteca así que cargará al frente.

Los primeros 6 meses todo marchará a la perfección, España será el “Nuevo Imperio Inca” que también será una base militar inquebrantable por los Europeos, Francia, Italia e Inglaterra estarán a punto de caer, EUA habrá sido invadido en 1/3 por el ejército del quetzal y es probable que la Unión Soviética se una a la causa del supremo monarca, habrá campos de concentración norteamericanas y europeas, parecerá que todo marcha a la perfección hasta que Alemania lance dos bombas atómicas que serán recordadas en toda la historia, la bomba atómica del Distrito Federal y la de Rio de Janeiro.



Estas bombas marcarán el declive del Imperio Unido Mexicano y sus aliados, los sudamericanos pactarán
una tregua con los europeos a cambio de la indulgencia y los apoyarán para derrotar a los MAZIS de México, ahora EUA se recuperará y obligará la retirada del ejército del quetzal, el monarca estará rodeado por ambos flancos, seguirá creyendo que puede ganar pero eso será mentira, 1 año después se suicidará antes de que sea capturado, el Imperio Unido Mexicano será disuelto y se restaurará un México monitoreado por Estados Unidos, sino es que absorbido, no sin antes un tratado en el cual nadie más usará un arma nuclear nunca que a la larga todos ignoraran de nuevo.

Con toda esta novela que acabo de redactar espero que quede un poco más claro el “por qué” de los nazis, o mejor dicho, que nos acerquemos un poco a lo que ellos sentían antes y durante su trasformación, y aunque es bien sabido que su nación jamás fue conquistada, la presión e incertidumbre social después de la primera guerra mundial es un buen factor para sentirse desesperado. Por otra parte Megele me ha enseñado que todo defecto humano, por más mínima cantidad que exista en nosotros, tiene el potencial de convertirnos en máquinas sedientas de sangre, solo hace falta una pequeña gota de catalizador y litros de ignorancia hacia nuestra conciencia.

Amigos he concluido la entrada de hoy, gracias por leer lo que un loco tiene que escribir para que sus ideas no se queden en el desván de su mente, cuídense y sigan leyendo que para nada es malo, los quiero :3